¿Cuando comienza un niño a decir sus primeras palabras?


Muchas de las preguntas que realizan los papás, tanto en consulta como de forma online, tienen que ver con la edad de adquisición de las primeras palabras de sus pequeños. Junto con la capacidad de andar, posteriormente la de leer y escribir, el habla es de las habilidades que más preocupa a padres y madres en la primera infancia de sus hijos. Pero… ¿aprenden todos los niños a la misma vez a caminar? ¿Y a leer y a escribir? Pues con el habla ocurre lo mismo. Cada niño va adquiriendo habilidades, destrezas y conceptos a ritmos diferentes. Aunque esto no quiere decir que no haya ciertos límites a partir de los cuales pueda existir un problema. Por eso, es importante conocer las diferentes etapas de adquisición del lenguaje para detectar las desviaciones del mismo.
A medida que un niño va creciendo, va aprendiendo de todo lo que le rodea. Algunas cosas se aprenden de manera innata y otras porque los adultos se las enseñamos. En el caso del lenguaje es por fusión de ambas cosas. Desde el nacimiento hasta los seis años de edad se produce el periodo de mayor plasticidad cerebral, cuando justamente se adquiere e interioriza el lenguaje.
Es importante saber que aprender a hablar no es sólo aprender a pronunciar y combinar sonidos y palabras sino que, además, es aprender a usarlas y entenderlas de acuerdo a circunstancias físicas, personales y sociales en las que se producen. Esto quiere decir que no sólo tenemos que observar si un niño emite bien o mal las palabras, sino que además lo haga con sentido, con intención; con la intención de conseguir algo, relacionándose con otra persona para pedir un objeto, para demandar ayuda…
Hay una gran cantidad de manuales y de artículos que rondan por internet y que os pueden servir de ayuda sobre cuáles son las etapas exactas del lenguaje. No soy partidaria de ser inflexible en lo que refiere a dichas etapas, ya que son muchos los papás que se ven presionados, incluso obsesionados, si su hijo, justamente a los 6 meses (o en otra etapa) no hace lo “esperado” para esa edad. Aunque es cierto que es importante estar ATENTOS al desarrollo comunicativo de vuestros pequeños. Yo os voy a ayudar a saber enfocar esa atención desde el nacimiento hasta los 3 años de edad.
La mayoría de los niños que vienen a consulta por primera vez, suelen hacerlo a partir de los 3 años, coincidiendo con el inicio del curso escolar. Y esto ocurre en la mayoría de casos porque el entorno del niño no presta demasiada atención a la evolución comunicativa del pequeño.
Aún así siempre recomiendo que si sospecha que su hijo puede padecer un retraso en la adquisición del lenguaje, no dude en consultar con el logopeda, uno de nuestro papel fundamental es orientar a las familias.
¿A qué aspectos tengo que prestar más atención?
  1. Desde el nacimiento hasta la mitad del año debo prestar atención a la reacción del bebé ante sonidos, comprobar que el niño llora, incluso a que emita algunos chillidos, sonidos guturales (ga, ajjo…), observar que poco a poco aparecen situaciones de cara a cara y que estas se van traduciendo en una sonrisa social.

  1. A partir de la mitad del año del bebé se van incorporando los objetos a la interacción, con lo cual, hay una relación a tres.  Hay que prestar atención si el niño no reacciona al mostrarle un juguete, si no tiene la iniciativa de cogerlo. Además, empiezan a surgir sonidos vocálicos y consonánticos repetidos en sílaba (ma,pa,ta,ta…).

  1. A partir del año, incluso antes, hay niños que empiezan a reconocer las caras más familiares y lo demuestran a través de la alegría cuando alguien llega y tristeza cuando alguien se marcha, a levantar los brazos para que los cojas, “bailan” cuando les pones su canción favorita. En cuanto al habla, ya comienzan a comprender palabras sencillas y a emitir sus primeras palabras. Especial atención si observo que el niño no interactúa nada, si no sigue la mirada o no hace ningún tipo de verbalización.


  1. De camino a su segundo año de vida, el lenguaje empieza a ampliarse de manera gradual. Esta etapa es importante, puesto que se produce una gran ampliación de su vocabulario, llegando a aprender hasta dos o tres palabras por día. Cerca de los 24 meses ya son capaces de hacer frases de dos palabras. En esta etapa existe mucha variación, ya que hay algunos niños que aún no dicen nada y otros que empiezan a soltarse con frases cortas.
Este es un buen momento para salir de dudas y, si fuera necesario, empezar a estimular el lenguaje del niño. Especial atención si veo que el niño se estanca, no adquiere más palabras o incluso pierde algunas que tenía, si observo que no tiene interés en interactuar con los demás o no demanda la atención de los demás.

  1. De los dos años en adelante empiezan a interiorizar el lenguaje, a darle sentido a la comunicación. Sus frases son más complejas y emplean el lenguaje con más precisión. Especial atención a la comprensión de órdenes sencillas, al uso del lenguaje de forma más o menos estructurada. No nos preocupemos en exceso si omite algunos fonemas; recordemos que hasta los 6 años no se adquieren todos los sonidos de forma concisa, por lo que es algo que se encuentra dentro de la normalidad.

Estas son algunas de las señales más características que se pueden observar en niños que tienen algún tipo de alteración en la adquisición del lenguaje. Es muy importante, si observáis algunas de estas alertas en vuestros pequeños, acudir al pediatra. Él es el profesional que os tiene que realizar una exploración física y, si fuera necesario, derivaros al médico de salud mental o de neuropediatría. Y, por supuesto, siempre y de forma paralela, asistir al logopeda para empezar a estimular el lenguaje.
Cuando existe un retraso en el desarrollo infantil, no basta únicamente con los estímulos que rodean al niño,  por lo que la Atención Temprana juega un papel imprescindible como herramienta para potenciar el normal desarrollo de las dificultades del niño. Además de esto, se trata de proporcionar al niño un mayor número de oportunidades para alcanzar su desarrollo en todas las áreas: cognitivo, social, emocional… Todo esto será posible para detectar de forma precoz posibles necesidades y poder así tener un mejor pronóstico.

Marina Pérez Castaño.



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