Los niños ya no montan en bicicleta.
Comienzo escribiendo
esta reflexión mientras intento encontrar en “Google” una foto nítida y
actualizada de niños, pero no de niños leyendo o de niños escribiendo, sino de
niños jugando.
Al escribir en el
buscador “niños jugando en la calle”, mi sorpresa (aunque ya me lo imaginaba)
es que todas aparecen en blanco y negro. Sí, sí, como lo veis, ni una sola foto
actualizada que sea real y que no pertenezca a ningún montaje publicitario de
niños montando en bicicleta o de niños jugando a las canicas.
Leyendo esto
podríais pensar que ya rozo los 30 años o incluso los 40, pero no es así. Tengo
25 años, y tampoco hace tanto que dejé de jugar con las muñecas. Recuerdo
perfectamente mis tardes de juego con amigos. Mejor dicho, mis tardes de no
pisar casi la casa.
Ahora, como logopeda y
recientemente como tía, tengo que hablaros de algo que me saca de mis casillas.
Cuando suelo conocer a un papá con su niño lo primero que le pregunto es si su
hijo juega. Os sorprenderíais de la cantidad de padres que me dicen claramente
“NO”. No os hablo de niños de 10 años, os hablo de niños de entre 0 y 6 años
inmersos en una etapa única y excelente para aprender, aunque nuestra educación
empiece el primer día de nuestras vidas y no termine nunca.
El juego es totalmente
necesario. Las familias no necesitan tener recursos para comprar muchas cosas.
Los procesos cognitivos requeridos para el juego simbólico en el patio del
recreo son más exigentes que estar sentado 6 horas en una silla mirando
tarjetas o haciendo fichas.
"¿Cómo estimulo a
mi niño? Apenas dice palabras…" Cada día escucho a más papás preguntándome
por esto y mi respuesta es que la casa no puede empezarse por el tejado, que
antes de hablar, el niño debe prestar atención a su entorno, a objetos, a
personas a imitar, a saber rodar sobre si, a saber saltar, a conocer su cuerpo,
en definitiva… ¡A jugar!
Estimular a un niño,
puede ser tan simple como rodar una pelota por el suelo, hablar y cantar al
bebé, salir a montar en bici, subir y bajar escaleras… Se trata de mostrar al
bebé lo divertido que es estar con otra persona, y qué gratificante es
comunicarse con los demás. La interacción en vivo es mejor para aprender
que ver pasivamente la televisión.
No solo en casa hay
que cambiar cosas, sino que a nivel institucional, los políticos deberían
ser conscientes de que en una clase de 20 niños, 8 no pueden estar
diagnosticados con TDAH; que estar 6 horas en clase y solo media hora de recreo
es totalmente contradictoria a la ciencia.
A nivel neuronal, en
los primeros años de vida, tenemos más conexiones neuronales de las que jamás
tendremos. Perdemos muchas de ellos con el tiempo, lo que en realidad es una
señal de aprendizaje. Las conexiones que importan siguen siendo fuertes,
mientras que las otras se disipan. El desarrollo neurológico sano es
esculpido por interacciones de alta calidad y el juego. Y la infancia es el
momento de favorecer que se produzcan conexiones neuronales de calidad.
Así que, dejemos que
los niños jueguen.
¡BESOS!
#vivireslomás
M.P
Comentarios
Publicar un comentario